Segunda Entrega - Borges in the sky with Diamonts.



El gorila, el hacedor, el bibliotecario, el viejo facho que odian los jóvenes y los comunistas, el “mejor escritor de la Argentina” (Según el Canon académico y algunos intelectuales muy intelectuales como Beatriz Sarlo y Piglia). Todo esto es relativamente verdadero, pero Borges también fue, entre otras cosas, un loco de mierda.

Un loco de mierda que en 1917 escribió poemas a favor de la reciente Revolución Rusa (aun inéditos), un loco lindo que participo de la fundación del movimiento Ultraísta en España, un loquito que recibió a las madres de plaza de mayo en el 83’, cuando nadie las quería recibir y mientras Sábato “paladín de la democracia” se regodeaba entre las masas Alfonsinistas. Un loco de mierda que se autoproclamaba anarquista (“Me he afiliado al Partido Conservador, lo cual es una forma de escepticismo [...] Creo que con el tiempo mereceremos que no haya gobiernos” Prologo del Informe de Brodie) y apoyó a todos los Golpes de estado de la historia Argentina, ceno con Videla y fue Director de la Biblioteca Nacional gracias a la Libertadora. Pero el siempre fue de derecha (no andaba de acá para allá como Aguinis o Ernestito) y sinceramente un tipo que se mentaba el universo en forma de biblioteca no creo que entienda mucho de política.

El candidato eterno a un Nobel que nunca llegó a causa de sus patéticas declaraciones políticas, fue uno de los mejores escritores de la literatura Hispano Americana y mundial. Ese viejito ciego que coqueteo con las elites más altas del país y los intelectuales más europeizantes del Siglo XX fue argentino. Un adelantado a su época, un escritor que roza lo universal, que escribió para lo póstumo y la humanidad toda. Que planteo “la teoría de las cuerdas" en su cuento “El jardín de los senderos que se bifurcan” varios años antes de que los científicos descubrieran dicha teoría. Un loco en fin que escribía excelente y se punkeaba en eso, un genio literario que me enseño que “un símbolo, una rosa te desgarra /y te puede matar una guitarra”. Todo eso y todo lo demás.

Raro, un tipo sombrío y taciturno que recorría las bibliotecas y los libros como laberintos indecorosos y verdaderos. El loco Borges, “los libros de ciego”, cosas que descubren un aroma verdaderamente fantástico y mítico, llenando de palabras nuestros actos mas (y menos) solemnes. Hay varios Borges, pero el mío es el Borges heterodoxo, la bestia poética que asoma cada noche en cada calle de Buenos Aires y cada pueblo de la Pampa. El Borges de “El Sur” y “El inmortal”, del los poemas 1968, Everness, y Buenos Aires. El que nunca escribió una novela porque lo consideraba algo demasiado pretencioso. El Borges que al recibir (ya viejito) el beso de una muchacha que se fuga después de dárselo, le grita: “Disculpe, usted me ha conmovido”. Ese ciego antiperonista que conoció su ciudad como ningún otro peronista, ese que es el prototipo de escritor argentino, al cual acudimos cada vez que hablamos de otro escritor argentino.

En fin, el Borges Beat y verdadero miembro del Boom Latinoamericano: en el cielo como siempre, Borges in the sky with Diamonts.



Bienvenidos al mercado

Dentro de poco Banksy y una retrospectiva en el Guggenheim, y ya se van nuestras esperanzas al carajo. No falta nada para que las calles entren al museo.
Y de hecho ya ha pasado (Los graffitis en las galerías del Soho, años 80’s)
Pero...
No hay peros. El mercado decide. Ese mismo que ya decidió que las cebras en formol del ladri de Hirst eran piezas exquisitas y, claro, una inversión a largo plazo de lo más interesante.

Damien Hirst era un pibe punk, de los suburbios de Londres. Amigo de Joe Strummer. Miembro de los Young British Artists, que de youngs y artists cada vez tienen menos. Fan de los Sex Pistols. Su mami le quemaba los discos. Todo un personaje.
Parece, sin embargo, que el do it yourself le quedó chico en cuanto se enteró que haciendo cosas horribles podía ganar plata. Y mucha.

Pequeño manual ilustrado para el artista de hoy:
Usted, aspirante a artista, o artista, se preguntará "¿Cuál es la fórmula?". A continuación, y en sencillos pasos le revelaremos el secreto.


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Taxidermia (animales + pecera + formol) + sobrevaloración por parte de la prensa = dinero... digo, talento.

Dejemos de lado su intención artística, que en definitiva ni a él le interesa, y hablemos de su... ¿cómo le dicen los medios? Ah!, sí, revolución. Ja. Revolución en el mundo del arte. Interesantísimo, como si fuese algo radical que un snob haga arte por plata: sí, sí, algo fresco y nuevo.
Básicamente: el tipo agarró sus obras (como ya dijimos, animales en formol) y las llevó a Sotheby’s, una importante tienda de subastas londinense, para venderlas sin intermediarios tipo marchantes o galeristas, los cuales en muchas ocasiones cobran comisiones de un 50%. Hasta ahí bien. Siempre he creído que se puede prescindir de ese sector del arte, y que de hecho son trabajos bastante parasitarios. Al terminar la subasta y conocer los resultados (ni siquiera les voy a contar la cifra obsena) Hirst dijo: “amo el arte”

Ama tanto el arte que ya ni siquiera hace sus obras, sino que terceriza el trabajo: tiene un taller, tal vez fábrica a estas alturas, donde un ejército de obreros hace el trabajo manual, parte quizás más noble del proceso artístico, aunque los filósofos griegos opinaran lo contrario. Discúlpenme, eso para mi es algo más cercano al diseño, que al arte.
Un asco, un asco total: el ex punk se ha convertido en tapa segura de Forbes. Aplaudamos, es un tipo exitoso. Otra vez la calle pierde. O mejor dicho, se vende.











Esto ni siquiera intenta ser una crítica de arte, ya que de su obra me limitaré a decir que me parece una mierda, al menos su serie taxidermista, el resto merece un capítulo aparte.
Sólo digo: cuando se ponen precios, se pierde el valor. He aquí el terrible ser o no ser del arte.

Ellos (y desde allá, no desde acá) deciden. Nosotros, ni en posición de hacedores o espectadores vamos a cambiar las modas o las reglas del mercado mundial.
Por eso te digo, a vos guachín, que te gusta el arte, hacerlo o mirarlo, tal vez escupirlo; ni media galería, ni medio marchante: a las calles, a internet. Son los únicos espacios donde todavía es posible no desvalorizar una obra.
Les cabe, por forros, por parásitos, por generar ganancias en nombre de una de las pocas cosas que no debería tener precio.


*El rectángulo emula una pecera, para los que todavía no descifran el jeroglífico.